Este viaje es un homenaje a mi padre, que falleció a causa de la leucemia. Era un hombre cercano a la naturaleza y que siempre apoyó mis proyectos. Por eso he decidido que este viaje sea para recaudar fondos para luchar contra el cáncer, ya que sé que esta enfermedad afecta a muchas vidas, incluida la mía.

También he decidido hacer este viaje por mis hijos y mi nieta. Quiero demostrarles que no es necesario mover montañas para disfrutar de la vida. Y que el autodescubrimiento está al alcance de todos, solo hay que desearlo con fuerza.

Cuando empecé a planificar mi viaje en bicicleta, inmediatamente pensé en Vietnam. Es un país que siempre me ha fascinado. Me atrae su cultura, su gastronomía y su belleza natural.

También me motivó la perspectiva de encontrarme con viejos amigos a los que no veía desde hacía años.

Este viaje en bicicleta no es solo un medio de transporte, sino un compromiso con la sostenibilidad y el medio ambiente. Quiero promover la bicicleta como un modo de transporte accesible para todos, contribuir a la mejora de las infraestructuras e inspirar un estilo de vida más saludable y respetuoso con el medio ambiente.

Elegí ir en bicicleta por dos razones principales. En primer lugar, la bicicleta es una elección consciente a favor de la sostenibilidad, la salud y la lucha contra el cambio climático. Quiero contribuir a reducir mi impacto en el planeta. Mi bicicleta se convierte así en un estandarte de la transformación hacia estilos de vida más respetuosos con el medio ambiente.

Además, la bicicleta es un medio de transporte que permite descubrir el país de una manera auténtica. Quiero poder mezclarme con la gente local y vivir el viaje al máximo.

Desde el 1 de enero de 2024, cada día ha sido un paso hacia la preparación física y mental. Empecé comprando una bicicleta y el equipamiento adecuado. Luego comencé a entrenar físicamente. Salía en bicicleta todos los días y poco a poco fui aumentando la distancia que cubría. Recorrí distancias cada vez más largas en bicicleta y afronté terrenos cada vez más difíciles.

También preparé un plan de viaje. Investigué los caminos que quería tomar, los pueblos que quería visitar y las cosas que quería ver.

Finalmente, se prestó especial atención a mi alimentación, siendo cada comida una contribución a la preparación de mi cuerpo y mente para esta próxima aventura.

En mi mochila llevo lo imprescindible, como ropa, artículos de aseo y medicamentos. También llevo mi móvil con cámara para inmortalizar mi viaje. Pero lo más importante para mí son mis tesoros simbólicos:

Una foto de mi familia, una carta de mi padre, el primer chupete de mi nieta.

Quiero demostrarle que todo es posible si te lo propones. Quiero que sepa que puede lograr sus sueños y que nada es imposible.

Mi viaje está financiado por mis diferentes socios/colaboradores, así como por donaciones voluntarias.

Mi objetivo es realizar este viaje con un mínimo de medios y confiar al máximo en los encuentros y la generosidad de las personas que encuentro en el camino para cubrir mis necesidades básicas. Quiero demostrar que la aventura está al alcance de todos, independientemente de los medios económicos, creando vínculos con las comunidades locales y apoyándome en la solidaridad humana.

Espero vivir una experiencia única que me marque para siempre. Quiero descubrir nuevos países, nuevas culturas y nuevas personas. Quiero ponerme a prueba y demostrarme a mí mismo que soy capaz de hacer grandes cosas. Sé que este viaje será difícil, pero estoy decidido a conseguirlo. Quiero demostrar al mundo que todo es posible si crees en ello.

Este viaje no es solo una aventura personal, sino también una oportunidad para crear conexiones humanas, concienciar sobre los desafíos del cáncer y el cambio climático e inspirar a otros a adoptar estilos de vida sostenibles. Espero que cada pedalada contribuya a un mundo mejor.